“El asunto pasa por aliarse con la clase obrera” (Norman Briski)

[…] creo que la actividad artística mirada por los no artistas y tratando de definir como no artistas al que no se expresa a través de algún arte es considerar como una cosa singular. ¡Porque artistas somos todos en la Argentina! No aquí en los Estados Unidos donde es una fuerza de trabajo más. También se relaciona el artista con cierta idea de la libertad que tienen. Lo que pasa es que hay ideas preconstituidas, racistas con respecto a los artistas como hay ideas contra los negros, los judíos, o contra alguien.

‘¿Por qué no se van a levantar bolsas al puerto?’ o, ‘¡Oh, está muy bien que este tipo esté metido en política pero, ojo, que es artista y puede salir cualquier cosa!’ Y también ‘invitémoslo para que traiga gente y cuando termine nosotros pasamos con el panfleto’.

Por supuesto está la otra parte. Los prejuicios de los artistas sobre los políticos.

‘¡No entienden nada!’ ‘Son ordinarios’. ‘No saben leer poesía’. ‘No tienen un sentido metafórico de la realidad’. ‘Tienen incapacidad de poetizarse’.

[…]

‘Bueno, ya sabemos las ideas de los políticos y de los artistas. Yo creo que la mejor manera de articularlas es teniendo en claro la definición de revolución. O sea, una clase oprimida que se organiza y toma el poder. Y si hay una toma de posición del artista con respecto a eso, primero hay una aceptación racional como en los casos de artistas de extracción burguesa o clase media como soy yo.

El asunto pasa por aliarse con la clase obrera. No se trata de un ‘sentimiento’ ni una experiencia real de explotado, pero si no se hace esto, la lucha se vuelve artificial. Tan artificial como el discurso –aunque es bueno empezar con un buen discurso: ¡nos aliamos a la clase obrera! Ese sería el primer paso. El segundo: me gustaría ver cómo son y trabajar con ellos y que ellos trabajen conmigo y considerándome, yo, artista, como parte de la clase obrera. Eso es lo mejor.

En argentina nunca se llegó a ese estadio. Se llegó a los Carpani, a los Briski y a algunos otros que pensamos que el proceso era interesante, que nos vitalizó como artistas y que nos metimos en él arriesgando no solamente nuestro trabajo sino también nuestras vidas. Hasta ahí llegamos’”.

 

“Yo pienso que el de la Argentina fue uno de los procesos más interesantes en esta forma de alianzas pero el proceso histórico no tuvo el tiempo suficiente para que la integración se diera a través de la comunicación, después se volvió a la producción y se volvió a la alienación”.

 

Entonces, ¿al artista se lo explota de distinta manera que a un obrero?

¡Sí! La experiencia de explotado de un artista es totalmente diferente a la de un obrero. La experiencia del obrero está localizada en el cuerpo. No es mía esta reflexión. Por eso Carpani pinta tantos músculos. Casi le pone números a los músculos.

En cambio los artistas. Hay un tango que habla del músculo de la cabeza. Ahora con la máquina podría ser más intelectual el trabajo del obrero, pero la máquina ocupa mucho los sentidos.

Entonces la diferencia de explotación determina diferente conducta. Y la diferente conducta determina un enfrente nuevo de lucha de clases. Por ejemplo, yo estoy de acuerdo con un obrero que tengo que hacer la revolución pero entre él y yo se entabla una lucha de costumbre, tradiciones y de forma de vida. Que a veces se articulan y a veces rivalizan o se encuentran muy duras de entender. Que determinan formas de resolver –o de no resolver– los problemas de diferente manera.

La clase media tiene una forma de conducta muy específica. Por ejemplo, le gusta el consumo, comer la gallina y que la empresa la mate – a la clase obrera también le gustaría si tuviera con qué – y eso es totalmente lógico pero determina formas de conductas diferentes. Eso hace que la clase media no quiera por nada tener formas de consumo diferentes a las que conoce y hoy en Argentina está protestando porque no tiene la posibilidad de consumo que tuvo en otras épocas.

¿No fue esa la clase que puso a los militares en el poder o los militares vinieron sin ningún respaldo?

 

¿Por qué no hablás de las formas de explotación que sufre el artista?

Bueno, primero: son mucho más severas de lo que la gente cree. Yo diría que la jeta del sistema es el actor. Digo jeta porque no me gusta este sistema. Cuando uno ve televisión ve a los artistas que están diciendo lo que quiere el sistema.

‘En este país, por ejemplo, es serio y grave. Aquí los artistas están colaborando con el sistema. Hay una minoría que no, y por supuesto, les cuesta mucho sobrevivir. En otras artes hay mayores posibilidades de escapar del consumismo que el sistema dicta, pero de todas maneras, estamos bastante regulados. Yo diría, que en Argentina el 90% de los artistas están representando al sistema. Claro que, como ‘liberales’ que son, no quieren colaborar directamente, pero están ahí. Se compran el pollo más rápido que lo matan.120

 

Decime Norman, ¿y cómo definirías vos al arte desde una posición que lucha contra los explotadores y explotados?

Bueno, yo diría, primero que nada, que el arte es subversivo. Y si no es subversivo no es arte. Y subversivo quiere decir lo que entiende el enemigo por subversivo. Es exactamente lo que yo digo. Que quiere cambiar lo que pasa y que denuncia estética y estereotipos.

 

Entonces, ¿el arte que no es así no es arte?

¡No! Te digo más. ¡El amor que no es así no es amor! Cuando uno está enamorado si no siente ganas de cambiar la humanidad, cambiar uno, de cambiar al otro, yo no creo que sea amor. Esa es mi definición de amor. ¡Yo soy subversivo! No solamente para el enemigo. Porque todo lo que yo voy a hacer en mi vida es para cambiar todo lo que yo critico que yo y los otros queremos cambiar”.

 

“Y con respecto al arte, la vida, la política, cómo interrelacionás todo eso?

Para mí todo es la misma cosa. ¡Ah! Y ahí me acuerdo de otra de las frases: ‘¿Si sos artista para qué te metés en política?’

Porque yo artista, ¿no me voy a poder meter en lo que tenga ganas? Yo aspiro a la libertad. Que me van a cerrar las puertas ya lo sabemos. Me metieron bombas y me amenazaron mil veces y no le voy a gustar nunca a la gente que no quiere cambiar nada, que quiere que siga todo igual que antes para seguir acumulando. La única garantía de ser buen artista es saber que uno es subversivo y que no quiere acumular. Si uno acumula está perdido”.

 

“La necesidad [del sistema capitalista] de dividir es la necesidad de reinar. Que uno sepa más de una cosa para que sea más efectivo. Yo de lo que más sé es de teatro. Y de política es menos, en cuanto a información y experiencia porque es una cosa que he sentido mucho pero no he aprendido tanto.

En cambio, de teatro siento mucho y aprendí mucho. Vocaciones [que] son naturales. Creo que en un país con mucha aspiración a la libertad la posibilidad de expresión va a llegar a darse. Y el capitalismo es el gran enemigo de eso”.

 

Captura de pantalla 2014-11-14 a la(s) 10.07.48Norman Briski: “Hasta que no pueda decir todo lo que pienso en mi propio país no voy a regresar a la patria”. Entrevista realizada durante el exilio en Nueva York, incluida en Mi política vida. Entrevista a fondo con el periodista Carlos Aznárez, Bs. As., Dunken, 2013, pp. 118-122.



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