#Poesía: «Comicio» (Pier Paolo Pasolini)
Publicado: marzo 9, 2019 Archivado en: Antonio Gramsci, Fragmentos, Libros, Literatura, Poesía | Tags: Antonio Gramsci, Fragmentos, libros, Literatura, Pier Paolo Pasolini, Poesía Deja un comentario
“Comicio”
Con su apacible terror aquí es más puro
–si las tardes ya fundidas tiemblan
con los últimos, poéticos susurros
de la vida sencilla– el encuentro
de los canalones urbanos con el oscuro cielo.
Y pálidos muros, infecundos
céspedes, delgadas cornisas en el misterio
que las empapa de cosmos mientras,
familiar y alegremente, funden el suyo.
Pero esta noche algo cambia improvisadamente
en las incultas fantasías del viandante
y hiela su arrobamiento en las queridas,
cálidas paredes desconsagradas…
Ya no más como en un paraíso
de pasos muy sonoros porque escasos,
de transparentes voces porque apacibles.
La plaza se estremece en las oscuras
esquinas, entre esplendores de piedra
humilde: ya no rumorean solitarios
los coches de los poderosos,
rozando el costado del joven paria
que embriaga son sus silbidos la ciudad…
Una pálida muchedumbre llena el aire
de irreales rumores. Sobre ella un palco
cubierto de banderas cuyo blanco
hace sudario, la negra luz
ciega el verde, el rojo se ennegrece
como la sangre seca. Como viento
o tétrico vegetal brilla cerúlea,
en el centro, la llama fascista.
* * *
El dolor, inesperado, me rechaza
casi como si no quisiera verme.
Por el contrario, con las lágrimas que destiñen
alrededor de mí un mundo tan vivo,
al atardecer, me lanzo desesperadamente
en medio de esta feria de sombras.
Y miro, y escucho. Roma, en torno a mí,
enmudece: se oye el silencio
de la ciudad y el del cielo. Sobre
tanto grito no se oye voz humana.
La cálida semilla que mayo hace germinar
incluso en el frescor nocturno, un pesado
y antiguo hielo oprime sobre los muros
robustos, ya tristes, como los sentidos
de un niño angustiado. Y cuanto más cuanto más crecen
los gritos (y el odio en el corazón),
más desnudo se vuelve el desierto
de la tarde en donde el habitual
y perezoso susurro se ha extinguido…
He aquí quienes son los ejemplares vivos,
vivos de una parte muerta de nosotros
que nos había ilusionado con su novedad,
–para siempre están privados de ella.
Por el contrario, entrevista inesperadamente
en esta plaza oriental, he aquí, espesa,
la multitud aullando, que enloquece anunciando
la salud como signo de una raza
que en el pueblo es oscura alegría
y en ella triste la oscuridad.
Y su energía es sólo debilidad,
ofensa sexual, ya que no tiene
otro camino para llegar a ser pasión
en su encendida mente, acciones demasiado
lícitas o ilícitas: aquí grita tan sólo
la burguesa impotencia de trascender
la especie, la confusa fe que la exalta,
y que, desesperadamente, crece en el hombre
que no sabe qué luz lleva dentro de sí.
* * *
[…]
Pier Paolo Pasolini, Las cenizas de Gramsci, Madrid, Visor [n° 58], 1975, pp. 47-49.
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