sobre Calvert Casey (II): ‘La capacidad de morir es la capacidad de ordenar’ (José Balza)

* Este, y el anterior post, por su temática –el escritor Calvert Casey–, está(n) dedicado(s) a la muchachada amiga de la editorial Final Abierto, quienes publicaron no hace mucho –y con muy buena crítica– un volumen del autor cubano.

 

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Calvert Casey: ‘La capacidad de  morir es la capacidad de ordenar’

 

¿Cómo hablar de Calvert Casey sin traicionarlo? Antón Arrufat, Cabrera infante, Miguel Barnett, entre otros intelectuales cubanos, fueron sus amigos. Había nacido en Baltimore (1924), pasó larguísimos períodos de su vida en La Habana y se suicidó en Roma (1969). Puede decirse que escribió su obra en un español de tono cubano.

Utilizo una frase de Martí para titular esta nota, porque curiosa (y obsesivamente) esa frase parece ceñir la conducta de Casey, sobre todo si recordamos que Martí celebró el placer, la acción cotidiana y su extraña simbiosis con la muerte siempre secreta, tal como Casey debió concebirla para sí mismo. ‘La muerte es una forma oculta de vida’ anota Martí, y también: ‘la muerte o el aislamiento serán mi único premio’. Ambas expresiones fueron citadas por Casey cuando cumple 37 años.

Yo estaba seguro de haber leído a Calvert Casey a comienzo de los sesenta (¿en Casa de las Américas?) y las Notas de un simulador en 1969. También el escalofriante, seductor fragmento de ‘Piazza Morgana’ en una antigua Revista Quimera. Sin embargo, cuando años más tarde preguntaba por él nadie parecía conocerlo. Sólo J.J. Armas Marcelo compartió una vez mi asombro y recientemente el cultísimo Octavio Armand.

En verdad no me extraña, otras veces también he dudado de mis lecturas; por ejemplo cuando, durante cuatro décadas, no pude hallar a Robert Blackmore o cuando todavía hoy comento al genial Luis Martín Santos, sin hallar eco. Después encuentro otros lectores cómplices: no había imaginado yo a aquellos autores.

Tengo la reciente edición que hace Montesinos (España) de las Notas de un simulador. Tal vez el prologuista peque de arbitrario, cuando se trata de textos ya ordenados por el propio autor. Pero leer a Calvert Casey en cualquier disposición es un prodigio.

No quiero revelar aquí sus anécdotas ni la cruda sutileza de sus atmósferas, sino simplemente considerar que tan brevísima obra es una recompensa para cualquier vida. ¿Cómo no admirar a ese enamorado que se filtra en la sangre del amante –una pequeña herida mientras este se afeita– y confiesa: ‘Ya he entrado en tu corriente sanguínea. He rebasado la orina, el excremento, con su saber dulce y acre, y al fin me he perdido en los cálidos huecos de tu cuerpo. He venido a quedarme’?

Los personajes de Casey (él mismo, a veces) recorren La Habana o Nueva York. Casi siempre es medianoche o va a amanecer. Hay puentes, muelles, casas tan ensimismadas que desde dentro de ellas parecemos estar en la calle. Suena un bolero, un piano viejo. Todo es público y enigmático. Todo son seres laterales u olvidados.

Quizá Casey haya creado el tono minimalista, sin que otro se lo escribiera, como parece haber ocurrido con Carver. Pero sin duda sus raíces corresponden a la penumbra o a lo escatológico, como en El matadero de Echeverría o en El hombre que parecía un caballo de Arévalo Martínez. La elaboración de su obra estuvo próxima a aquello que Pitol iba a lograr. Y hoy resulta ser un hermano mayor de autores inquietantes como Moreno Durán y Mario Bellatín.

Literaria y antropológicamente, ‘Piazza Morgana’ (capítulo de una novela que destruyó) merece estar en cualquier biblioteca. Pero si no contamos sus historias, me permito escuchar el pensamiento de Casey: ‘Esther no es bonita en un sentido inmediato y vulgar, sino de una manera imprecisa’; ‘Sospeché que la tos era una forma de recordarse a sí mismo’; ‘Con los libros voluminosos podía prolongar ciertas vidas’; ‘No es la muerte lo que me obsesiona, es la vida, el humilde y grandioso bien siempre amenazado, siempre perdido’.

[publicado en El Nacional, Caracas, s/f]

 

José Balza, Ensayos crudos, Caracas, Monte Ávila, 2006, pp. 163-165.



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