La esencia de un(a) artista
Publicado: mayo 4, 2012 Archivado en: Actualidad, Artículos varios, Arte y capitalismo, Patti Smith | Tags: Patti Smith Deja un comentarioLeemos en el diario mexicano La Jornada: La poeta creció en la era de la protesta, de la presidencia y el asesinato de John F. Kennedy, de la generación beat, de Bob Dylan, de los Rolling Stones. Una época en la que había un vasto alimento para el pensamiento y la experimentación, en los que la artista abrevó. Sus discos son la reivindicación de muchos de los valores y la sensibilidad de aquellos tiempos. Con voz profunda y desgarradora, fusiona poesía con paisajes sonoros al tocar canciones elementales, impulsivas y arrebatadas; su música apela a la ética del rock como revuelta.
A comienzos de los años 70, Patti Smith sintió que las manecillas del reloj caminaban en sentido contrario y no había muchas cosas que estimularan a las nuevas generaciones. Las voces mayores se habían extinguido; el radio se orientaba exclusivamente a hacer negocios. No había señales de nada nuevo en el firmamento musical. Siguiendo las enseñanzas de su admirado Jim Morrison, presintió que era capaz de atizar un poco el fuego, al tiempo que rendía un sentido homenaje a su panteón de estrellas. Lo logró. Horses, su primer disco, aparecido en 1975, le abrió nuevas avenidas a la producción artística.
Irreverente, Patti Smith nunca se ha arrodillado ante las modas. Orgullosa, reconoció en 1979: No siento que me haya vendido nunca o haya hecho cualquier cosa que me avergüence, aunque sí fui tentada.
En plena cruzada dignificadora contra la restauración comercial del rock, proclamó sobre ese género musical: Es nuestra voz, la voz de la juventud y de las preocupaciones revolucionarias. Años más tarde reconoció que había sido demasiado idealista. Amaba tanto a esa música y estaba tan segura que era el arte del pueblo, que no estaba preparada para presenciar su corrupción interior.
Enemiga de la adoración en abstracto a los artistas, rechaza ser una especie de vaca sagrada. Prefiere, en cambio, definirse a sí misma, ante todo, como una trabajadora. El trabajo es lo que más admira en la vida. Toda su vida ha chambeado: en una fábrica y vendiendo libros, en el campo y cuidando niños. Cada noche es incapaz de irse a la cama sin saber que ese día ha hecho algo. Al final, asegura, la verdad se encuentra en la obra, la esencia corpórea del artista.
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