“Civilización” con barbarie

Queda poco menos de una semana –hasta el próximo domingo, 29 de enero– para ver la muestra del pintor Duilio Pierri, Ulmen, el imperio de las pampas, en el Centro Cultural Recoleta. Allí, la tristemente célebre “conquista del desierto” –verdadero genocidio de los pueblos originarios– es recreada con los colores y formas del artista.
Sus conocidos “moscardones”, engalanados en trajes militares, combaten allí al “indio”, en sendas batallas campales –siempre apoyados por la cruz religiosa (como se puede ver como detalle en un cuadro) –. La “civilización” de los vencedores, impuesta por medio de la barbarie, la matanza y el sometimiento.
Si Walter Benjamin decía que ni siquiera las generaciones derrotadas del pasado podían “estar seguras” ante los vencedores, Pierri las “redime” en este, nuestro presente, por medio de los colores de la creación plástica, y la concepción que la anima. Como señaló el pintor en un reportaje: “En pintura no hay demasiadas cosas nuevas, ni desde lo técnico ni desde lo que transmiten los maestros. En el mensaje está la diferencia. Uno cree que cuando usa un material nuevo ya está haciendo algo nuevo. Lo importante es qué dice con eso”.
¿Y qué dice Pierri? Que hubo un genocidio con “la invasión española”; que hay que “asumir nuestra verdadera historia”, y que “existió un momento de intercambio y de interacción”, de “armonía”, luego roto. (Pierri habla de una “armonía” de la que yo dudo bastante que haya existido, habida cuenta de las crisis con las guerras civiles entre Unitarios y Federales… Desde ya que hubo “intereses exteriores” que actuaron contra la “estabilidad” de nuestra naciente nación-Estado; pero también “nuestros patriotas” tenían sus propias ansias explotadoras y eran antipopulares, tal como por ejemplo lo narra, desde la ficción, el escritor Andrés Rivera en sus trabajos sobre Juan Manuel de Rosas, el general Paz y la burguesía estanciera…)
Entonces hay aquí en Ulmen, el imperio de las pampas una muestra vibrante, de impacto (ver los tamaños de muchos cuadros), y también sutil (ver los cuadros –grandes y chicos– con esqueletos y calaveras, como trofeos u objetos a coleccionar por la –bárbara– “civilización”). Una obra que recala en la historia sudamericana y emerge, pese a la barbarie “civilizatoria”, intensa (y con luchas; no sólo la de los caudillos nativos –como el cacique Cafulcura–, sino como hay también en la pintura que representa el acampe –reprimido– en el Parque Indoamericano).

 

* Clic en las fotos para agrandarlas.


6 comentarios on ““Civilización” con barbarie”

  1. Santiago dice:

    Muy lindos cuadros.
    Me gusta particularmente la espiral cuadrada.
    Pero tengo que discrepar con el pintor en su reportaje. Los colores se convierten en parte del mensaje, la técnica juega un rol (no en la manera en que los tecnócratas quieren). Uno de los elementos que más me gustan de su pintura son la combinación de formas y colores. Con eso le da vida a su mensaje.
    Hay una relación dialéctica; forma-contenido.
    Sino no podemos entender a Wagner, por ejemplo. El tratamiento armónico y la construcción intrincada de los leitmotivs era parte del mensaje totalizador, poderoso, que quería dejar. El tratamiento de estos elementos era revolucionario en el arte para su época (en su ópera Tristan e Isolda rompe con el añejo y formal concepto de tonalidad, podríamos decir que se contagia de la dialéctica hegeliana y la traduce a la música).
    Era la expresión de deseo de la burguesía alemana de forjar una nación grande y poderosa, en un momento en donde todavía no era directamente reaccionaria. Tanto expresó esto que compuso una ópera que se tiene que tocar en 4 días consecutivos (dura aproximadamente 16 hs).
    ¿Cómo expresar un sentimiento tan pujante sin asirse de tales elementos técnicos?
    Por eso, forma y contenido se entrelazan. Cada uno expresa en parte al otro. No es puro mensaje sin importar la forma, eso no existe.
    Pierri se contradice, su pintura va por un lado y lo que dice va por otro.
    Dialegein

    Me gusta

    • Dialegein: que alguien se «contradiga», en este caso el pintor, no tiene nada de raro… Si la relación forma-contenido es dialéctica, quiere decir entonces que ambas pueden «no-coincidir» (esto además haciendo una lectura «objetiva» desde quien aprecia la obra -sea crítico y/o público-); esto es, que Pierri diga que ha priorizado «el mensaje» (el contenido) y no las formas o «soporte» del mismo…
      El ejemplo de Wagner que traés, sobre el artistas como expresión de un «espíritu de época» (la burguesía en ascenso histórico) acá no nos sirve, porque Pierri, si lo leés desde este ángulo, desde la época histórica (y país, clase social, estilo y/o escuela artística) no expresa ninguna proceso histórico-social en pleno desarrollo, sino una denuncia de quienes lucharon y perdieron.
      Pese a estos matices, muy bueno tu comentario,

      saludos
      Demian

      Me gusta

      • Santiago dice:

        DP: esta bien.
        Pero el contenido de mi discusión aparecía velado en el comentario anterior, tapado por la forma «crítica a Pierri». Me gustaría aclarar un poco el punto al que iba.
        En un momento de mi vida me pensé como artista y la pregunta que me azotaba era ¿qué artista para qué arte? -parafraseando el artículo de Cinatti en la EI nº24. Todavía no había adoptado la estrategia política del trotskismo, y recién comenzaba a familiarizarme con el marxismo clásico, sin embargo buscaba que mi arte tenga «espíritu de época» y reflejase todo por lo que yo peleaba o creía -entonces no me lo figuraba en estos términos.
        Justamente lo que más me desvelaba era cómo manipular la relación técnica-crítica (forma-contenido) para que esté a la altura de la categoría espíritu de época; o como diría Piazzolla «de lo que vendrá».
        Si bien no lo logré nunca, y polarizando un poco, creo que un artista que no busca ser espíritu de época, es un fiasco. Cosa que, por otro lado, no me impide disfrutar de los fiascos técnica o sentimentalmente dotados (existen las contradicciones! y la mayor contradicción es que uno se acostumbra a vivir con ellas..)
        O sea, que Pierri para mi tiene el mismo problema que cualquier artista de hoy. Contrario a lo que profesa y cree hacer, cae, atrapado en el ya no más del arte burgués y el todavía no del arte proletario -aclaración: no considero en términos históricos arte proletario a una canción tipo Beattles con o sin distorsión junto a una letra combativa.
        Justamente por eso traje a colación el ejemplo de Wagner -y porque la rama del arte que más me gusta es la música-, porque me impresiona su búsqueda intransigente y monumental de expresar, como diría una cra bahiense, «la papa de su época». El tipo destruyó la tonalidad para expresar la dialéctica de la sociedad en la música, era un pilar sagrado entonces. A partir de entonces aparece una crisis total en la música -es el fundamento de injertos como el dodecafonismo y el serialismo.
        Wagner es al arte, lo que Marx a la estrategia política (incluso en el sentido totalista, hacía los guines de las óperas, los trajes y la escenografía, y hasta diseño un teatro acorde para sus obras).
        Mi visión es que, y para seguir con las analogías, hoy por hoy las fuerzas productivas del arte están chocando con el modo de producción, y ya no dan para más.
        Cómo vos decís «la relación forma-contenido es dialéctica, quiere decir entonces que ambas pueden “no-coincidir”», pero a la vez se complementan.
        La dialéctica que se establece en esta crisis histórica del arte -que está a tono con la crisis histórica del sistema capitalista- es que los técnicamente dotados no están sentimentalmente dotados, y viceversa. O sea, no aparece el nuevo arte, sólo se profundiza -repite?- algún parámetro ya explorado. Forma y contenido están agotándose, cada vez se hace más necesario el avance a saltos. (El contenido se agota porque no puede expresarse enteramente sino revoluciona a su vez la forma, esa es la dialéctica que veo yo)
        Y como la superestructura cultural y política está determinada por la estructura económica, hasta que no haya revolución triunfante no creo que vivenciemos un nuevo arte, en el cual la forma y el contenido se concilien.
        Por este desencanto artístico es que me entregué a lo que más pasión irracional -esto es, ahistórica- me despierta, el heavy metal y su cultura «under» de cuero y pelo largo.
        Hay un libro de un profundo reformista pero que explora algunos lugares interesantes en este sentido, «Ruidos, economía política de la música» de Jacques Attali.
        Saludos, dialegein

        Me gusta

      • Dialegein: se agradecen las aclaraciones y este nuevo comentario. Paso a decirte lo que opino yo del arte.

        Para empezar, te diría que no creo que haya alguna “misión” en el artista por el cual deba, consciente y voluntariamente, expresar “el espíritu de la época”. Por ejemplo Trotsky definía en líneas generales una obra artística diciendo que ésta expresaba, consciente o inconscientemente, una protesta del sujeto creador contra la realidad. Y punto. Dejaba completa libertad de expresión. Sea una obra “de epopeya”, “social” o un poema “intimista”, son todas genuinas expresiones artísticas del ser humano.

        Por otra parte, por lo del “arte proletario venidero”, el que llegaría después del burgués… yo creo que no vendrá nunca. Sí es cierto que en la Rusia posrevolucionaria había poemas, canciones, obras de teatro, etc. exaltando a la clase trabajadora, a sus luchas y triunfos. Pero eso, era sólo una de las variadas corrientes artísticas existentes entonces, y no necesariamente expresaba “el futuro del arte”. Había diversas corrientes, unas de vanguardia otras más “tradicionalistas”, que existían en un Estado obrero transicional, con una gran masa de gente… analfabeta. Por eso una de las primeras tareas de un Estado obrero será desarrollar planes de estudio masivos, abrir las puertas de los teatros, cines, etc., y dejar que quienes nunca pudieron disfrutar del arte pasado (que desde ya tiene connotaciones de las sociedades clasistas pasadas), los trabajadores y masas populares, lo hagan; y luego se verá como se (re)crean viejos y nuevos motivos para los contenidos y formas artísticas… Si la revolución social trae invasión imperialista y guerras civiles, toda esa destrucción, aunque aún así tenga algún nivel de producción artística, provocará un retraimiento cultural, un derrumbe en medio del fragor de las batallas de clases.
        En definitiva, un nuevo arte será la expresión suprema, sublime, de una nueva época histórica floreciente (pero para eso harán falta varias décadas luego de triunfos revolucionarios en varios países). Si el realismo socialista fue la porquería que fue, se debió a que era expresión del diktat burocrático del stalinismo, la burocracia encaramada al Estado obrero.

        Una vez más siguiendo a Trotsky en su excelente y aún actual Literatura y revolución, hay que pensar que el arte del futuro sencillamente no tendrá connotación de clase, ya que el socialismo, camino al comunismo (es decir, a la sociedad sin clases sociales) será un arte plenamente humano, disfrutado (creado y “consumido”) por todos/as. Pero para ello no sólo hay que hacer la revolución, sino extenderla y consolidarla. Luego de varias décadas, podremos ir viendo cómo se perfila el “arte del futuro”…

        Más en general te diría que a tu planteo sobre la estructura y superestructura, hay que aclararle que, “en última instancia” determina la economía. Porque si no, no hay autonomía (desde ya, siempre en términos relativos –porque ahí está todo el condicionante material, y no sólo económico, de una época histórica: la cultura y conquistas de la humanidad, etc.-). Digo: si no, no hay autonomía de los sujetos, de las clases, de lo subjetivo (es decir, de la acción consciente).
        Con esto te quiero decir que, a veces, el arte puede estar atrapado en “los callejones de la historia”; pero a veces, también puede anticipar “lo por-venir”, puede exaltar los más profundos y duraderos sentimientos humanos, mostrar las miserias (personales y sociales) de una época, etc., aunque use materiales del “arte del pasado-presente”…

        Si no, corremos el riesgo de pensar muy mecánicamente las relaciones entre lo objetivo y subjetivo.

        saludos,
        Demian

        pd: me interesa el libro de Attali. Veré si lo puedo conseguir. Desde ya que es un derechoso (lo defendió públicamente al acosador del FMI Strauss-Khan) y al mismo tiempo una persona inteligente: hizo hace pocos años una interesante biografía de Marx (Karl Marx o el espíritu del mundo -acá hay algún fragmento.)… aunque por momentos derrapaba y se metía en minucias personales de él y de Engels.

        Me gusta

  2. Santiago dice:

    Si, tengo acuerdo con lo que planteas. Quedó medio mecánico mi razonamiento en el comentario anterior.
    Totalmente, la autonomía del sujeto existe y la economía determina en última instancia.
    La discusión la llevé a un terreno no terrenal. Disfruto mucho del arte tal y como esta hoy y considero que hay muy buenos artistas que crean una «obra artística diciendo que ésta expresaba, consciente o inconscientemente, una protesta del sujeto creador contra la realidad.» como decís.
    Pero el arte no se separa totalmente del contexto histórico. Simplemente surge con los cambios socio-económicos con mucha mayor fuerza que en los momentos de quietud. Y claro, hablaba del arte del futuro en la etapa superior del socialismo, el comunismo mundial.
    Por otro lado, leí esa biografía y me pareció muy interesante, sobretodo la primer parte cuando describe la niñez de Marx de la cual no tenía conocimiento.
    El libro «Ruidos: economía política de la música» es inconseguible!. Repetidas veces que anduve por tus pagos recorrí inmensidad de librerías y nada. Sólo cuento con algunos capítulos enteros y partes de otros fotocopiados que me dieron cuando estudiaba música.
    Si no conseguís nada, de alguna forma puedo hacértelos llegar.
    Saludos, dialegein

    Me gusta

    • Dialegein: sí, como te dije, la biografía está buena, es interesante, e incluso hay una explicación acerca de la teoría de la plusvalía bien hecha… Pero más en general, en lo ideológico se va al carajo cuando se pone a pontificar acerca de la moral de Marx y Engels, basándose mucho en rumores y «leyendas» no siempre bien comprobadas, etc.

      Saludos, y te aviso si no consigo el libro.
      Demian

      Me gusta


Deja un comentario